Entrevista a Antonio Gómez Montejano

Antonio Gómez Montejano, Comisario de Seguridad Vial de la Policía Municipal de Madrid, vicepresidente de IPA España y de la Asociación TRAFPOL-IRSA.

– ¿Cómo se inició su participación en actividades de carácter internacional, Antonio?

– Mis primeras actividades a nivel internacional las realicé a través de IPA, de la que formo parte desde 1990; si bien, en base a los principios que inspiran esta asociación, eran de carácter formativo, cultural y de fomento de la amistad.

En materia más de operativa profesional y concretamente en relación con la seguridad vial, mi participación vino de la mano de TISPOL, que fue la primera organización internacional que abrió las puertas a las Policías Locales.

Lo de TISPOL surgió en 1995, cuando una delegación de policías holandeses realizó una visita a la Policía Municipal de Madrid en la que nos propuso integrarnos en un proyecto para crear una red internacional de policías de tráfico de ámbito europeo.

Cuando volví a asumir la jefatura de la unidad de Relaciones Externas, me enteré de la visita. Me contaron que se les había atendido muy bien pero que no se había dado ningún paso para materializar la propuesta. A mí me pareció que había que retomarla porque podía convertirse en una buena oportunidad para que la Policía Local pudiera superar su aislamiento y limitación de apertura al exterior participando en un organismo internacional. Al igual que llevaban mucho tiempo haciendo los Cuerpos de Seguridad del Estado con su presencia en INTERPOL o EUROPOL.

De modo que contacté con los holandeses. Viajé a Ámsterdam un frío mes de enero del 96 para conocer el proyecto con más profundidad. Y dos meses después participaba como representante español en la primera reunión, que se celebró en la sede de la Comisión Europea en Bruselas, de la que surgiría la organización TISPOL (Traffic Information System of the Police).

El siguiente paso fue extender la red al ámbito nacional y creamos TISPOL España, con la participación de varios Jefes de Policía Local de las principales ciudades españolas. Con esa fórmula estuvimos participando en varias de las campañas y acciones operativas desarrolladas por TISPOL, dirigidas a la realización conjunta de pruebas de alcoholemia y controles de vehículos de transporte internacional.

En el año 2001 llegué a ostentar la presidencia de TISPOL a nivel Internacional y organizamos un importante congreso en Canarias. Pero la dispersión y diversidad de las Policías Locales, y más con los medios existentes entonces, hacía difícil establecer una coordinación efectiva. Finalmente, la representación de nuestro país en esta red de policías de tráfico acabó asumiéndola la Guardia Civil.

– ¿De qué organismos o asociaciones ha formado parte con posterioridad y a qué cometidos se ha dedicado?

Cuando intuí que mi presencia y la del resto de mandos de Policía Local en TISPOL no iba a tener continuidad aproveché una escisión que se produjo en dicha organización para seguir a quien había sido su ideólogo, el holandés Peter Ter Meulen, en un nuevo y esperanzador proyecto: la creación de una asociación dedicada a la formación de formadores en materia de Seguridad Vial.

Así nació IRSA (International Road Safety Academy).

Antes hubo un intento de crear una Red Mundial de Seguridad Vial, con el acrónimo de WRSN, al que aquí añadimos un par de vocales transformándola en WORSAN para que se pudiera pronunciar mejor. Pero el proyecto era demasiado ambicioso y al final se orientó exclusivamente a la formación y al intercambio de buenas prácticas en materia de Seguridad Vial, por lo cual, finalmente, lo que acabó consolidándose fue IRSA.

Una buena parte del grupo que formábamos TISPOL, decidimos constituir una asociación nacional con estatutos registrados en España y la llamamos TRAFPOL, con la que hemos puesto en marcha desde comienzos del siglo XXI hasta la actualidad los objetivos de IRSA.

Los fines de mejora en la formación de los policías dedicados a la Seguridad Vial y la difusión de buenas prácticas, no solamente los hemos desarrollado en las ciudades a las que pertenecemos los miembros de la asociación, sino que las hemos llevado a la mayoría de los países de Latinoamérica, y también a algunos de África y Asia.

– De su experiencia en esos países y en relación con nuestro país, ¿Cuál es el nivel de formación de ellos y el nuestro?

Hace un tiempo realicé un trabajo para un máster que estaba cursando. Tras consultar varias bases de datos e informes de carácter internacional sobre desarrollo humano, transparencia, seguridad y otros parámetros, concluí que el nivel de seguridad en general y el de seguridad vial en particular, suelen estar en consonancia con el nivel de desarrollo socio cultural de cada país.

Hay muy pocas desviaciones entre unas listas y otras. España, por ejemplo, está un nivel alto de desarrollo social y económico y también sus datos sobre seguridad son altos. Por supuesto, está por debajo de otros países cuyo mayor desarrollo en general es conocido. Hablo de los del norte de Europa, Norteamérica o Japón. Pero sí que estamos muy por encima de los países de América Central o del Sur, y también de muchos de Asia y por supuesto de África.

La formación a nivel policial está en esa misma línea, cuanto menor es el grado de desarrollo de una sociedad más bajo es su nivel de formación. Es por eso por lo que muchos de los países que hemos visitado agradecen en gran medida nuestras iniciativas.

– ¿Qué les podemos aportar nosotros y que lecciones podemos recibir de ellos?

Cuando interactuamos con compañeros de la policía de cualquier país, a mí me gusta dejar claro que no solo vamos a enseñar sino también a aprender. Siempre se aprende algo de cualquier intercambio cultural. Nosotros tratamos de llevarles prácticas y experiencias que sabemos que funcionan bien en Europa, y en España en particular, o en cualquiera de las ciudades en las que trabajamos cada uno de nosotros.

Pero a veces nos sorprende descubrir iniciativas que ellos han puesto en marcha y, a su modo, también funcionan y podemos implantar aquí.

Por ejemplo, algunos países de Centroamérica tienen cierta influencia de los Estados Unidos y han importado prácticas y tecnología de ese país. Si nos parecen interesantes tratamos de difundirlo en España y de implantarlo en nuestras organizaciones.

– Sabemos que en nuestro país el nivel técnico en materia de seguridad vial, tanto en el análisis y reconstrucción de accidentes como en el nivel de conocimiento de la legislación de tráfico y transportes, son muy elevados.

¿Qué aspectos hay que mejorar según Ud.?

– En efecto, el nivel es bastante alto, y ahí están los resultados con la significativa reducción de la siniestralidad que España ha experimentado en los últimos años, gracias entre otras cosas, al buen trabajo de los Cuerpos de Seguridad y de Emergencias.

No obstante, cualquier situación por buena que sea siempre es mejorable.

En las Policías Locales nos encontramos en este momento con un gran déficit en materia de personal. El decreto que ha permitido un adelanto en la edad de jubilación nos ha pillado a la mayoría de las plantillas sin la previsión de una tasa de reposición adecuada. Hasta dentro de unos años me temo que vamos a arrastrar unas importantes carencias en este aspecto tan importante como son los recursos humanos.

La crisis económica que va a traer la pandemia me temo que también puede afectar a la hora de poder invertir en las tecnologías necesarias para el perfecto desempeño de la labor operativa.

Por ejemplo, sería conveniente disponer de más dispositivos para la detección de drogas en la conducción, que desde que se han implantado han puesto de manifiesto la alta incidencia de esta problemática. Precisamente, este es uno de los aspectos que más valoran en países en vías de desarrollo cuando les mostramos nuestra experiencia en España en este tipo de controles, ya que allí apenas han comenzado a implantarlos.

– ¿Existe coordinación y compartición de buenas prácticas entre todos los Cuerpos de Policía con competencias en esta materia?

Insisto en lo mismo, toda situación por buena que sea siempre es mejorable. La coordinación entre Cuerpos no puede decirse que sea mala, pero podría ser mejor.

La Ley de Fuerza y Cuerpos de Seguridad 2/86 necesita una revisión, y el modelo policial en España, en mi opinión no es “modélico”. Creo que podría diseñarse otro que, sin dejar de contemplar la singularidad y la diversidad territorial de nuestro país, pase por un nuevo diseño.

En mi opinión tenemos un sistema demasiado complejo, con muchos Cuerpos y con las funciones no siempre bien delimitadas, lo que a veces provoca confusión, conflictos de competencias, y duplicidad de medios en muchas intervenciones.

Por suerte, las relaciones personales y la buena disposición de los mandos y los agentes suelen paliar en gran medida esta situación.

En materia de seguridad vial, afortunadamente, no existen tantos conflictos, ya que las competencias entre las Policías Locales, las Autonómicas y la Guardia Civil, al estar repartidas en base al territorio y el tipo de vías, impiden en mayor medida las divergencias y facilita la coordinación y la compartición de información y buenas prácticas.

Aun así, sería bueno contar con algún organismo que facilitase aún más, y de forma sistemática ese intercambio de buenas prácticas que, en la actualidad prácticamente está en la mano de la buena disposición de los responsables de cada Cuerpo.

Creo que al menos las Asociaciones de las que hemos estado hablando contribuyen en gran medida a ello.

– De todas sus actividades desarrolladas, ¿cuál considera la más importante o exitosa?

– Sin lugar a duda, la más importante y a la vez exitosa de todas nuestras actividades es el Road Show.

Ha sido objeto de todo tipo de reconocimientos y premios, entre los que podemos destacar el galardón en la categoría de Seguridad Vial de la II edición de los Premios Nacionales de Seguridad y Emergencias, el premio Ponle Freno a la mejor acción en seguridad vial, el premio IVIA, a la mejor experiencia de éxito en educación vial en España e Iberoamérica, el premio Norauto, y varios más.

A ello han contribuido de una forma decisiva otras asociaciones con las que firmamos convenios de colaboración y que se han implicado de forma muy directa en su programación y realización.

De todas ellas cabe destacar a Stop Accidentes y sobre todo a AESLEME.

– Háblenos más del Road Show ¿En qué consiste? ¿Cómo surgió la idea y desde cuándo se lleva a cabo?

– Se trata de una representación multimedia, que combina los testimonios de los principales intervinientes en un accidente de tráfico: un policía, un bombero, un sanitario de emergencias, un médico rehabilitador de hospital, una víctima parapléjica o tetrapléjica, la madre de una víctima mortal y, recientemente, también un victimario, es decir, el causante de un siniestro.

Entre cada uno de sus testimonios se proyectan unos videos bastante impactantes y con claros mensajes sobre las consecuencias de las conductas imprudentes en el tráfico.

La música y la puesta en escena, que incluye al principio la recreación de un ambiente festivo tipo discoteca, con un Dj y un actor que interpreta a un joven conductor, hacen el resto. La mezcla resulta altamente impactante y conduce a una concienciación eficaz para todos los espectadores, sobre todo para los jóvenes, que vienen a ser la población diana a la que se dirige esta actividad.

Concebí la idea de ponerlo en marcha en España después de asistir a una representación en Belfast, en uno de los congresos organizados por TISPOL.

Aquella era, no obstante, una representación muy básica. Con la ayuda de mis compañeros de la asociación la fuimos puliendo y añadiendo nuevos elementos, videos y testimonios, adaptándola a la realidad española y, en su caso, a la de cada país donde la hemos exportado.

En España comenzamos a hacerlo en 2003 en la ciudad de Toledo, merced al esfuerzo de su Ayuntamiento y al de mi amigo y compañero José María Albiñana, por entonces jefe de la Policía Local de esa ciudad.

Después sufrimos un parón, porque carecíamos de presupuesto para continuar haciéndolo. Y, finalmente, en 2006 arrancamos por fin gracias a que AESLEME, con su presidenta Mar Cogollos a la cabeza. Se sumó al proyecto consiguiendo patrocinios, además de su implicación directa en la oferta a los centros escolares.

Y así pudimos empezar a realizarlo en Madrid y después en el resto de grandes ciudades españolas, a la vez que lo llevábamos a otros países a través de los contactos que todos nosotros manteníamos con compañeros de sus respectivas policías de tráfico, y también de organizaciones dedicadas a la seguridad vial.

– ¿Qué otras actividades de carácter formativo o cultural ha desarrollado en beneficio de la seguridad vial?

– Pues desde que ingresé en la Policía en el año 1982, y más concretamente desde el 85 en que comencé a trabajar en el gabinete de prensa, que después se convertiría en la unidad de Relaciones Externas, he puesto en marcha varias acciones de todo tipo.

En un principio dediqué mis esfuerzos a la comunicación y la difusión de una buena imagen policial. De hecho, así titulé uno de mis primeros libros, los cuales iban orientados a compartir con los compañeros de otras plantillas mi experiencia en el manejo de las relaciones con los medios de comunicación.

También participé en varios congresos profesionales impartiendo ponencias sobre esta temática. Pero después di un giro y orienté las campañas hacia un fin principalmente de carácter preventivo. Muchas de ellas estuvieron relacionadas con la sensibilización sobre los accidentes de tráfico y la forma de evitarlos o reducir sus consecuencias.

De ese modo comencé a comprometerme con la seguridad vial y con la prevención de accidentes.

He procurado aplicar las actividades de carácter cultural a la prevención. Y de todas ellas mi favorita ha sido la literatura. En materia de formación también quisiera destacar los años en que estuve destinado en el Departamento de Formación de Policía Municipal de Madrid, encuadrado dentro del Centro Integral de Formación de Seguridad y Emergencias, en el que como Jefe de Estudios programé muchas acciones formativas en el Área de Tráfico y Seguridad Vial.

Y, puesto que hablamos de cultura, permítame que añada mi aportación a la creación del museo de la Policía Municipal de Madrid, que cuenta con una excelente colección de objetos profesionales que datan de la creación del Cuerpo y que en este momento se encuentra en espera de una mejora de su ubicación.

– Háblenos de tu actividad literaria ¿Cuántos libros ha publicado y de qué géneros y temáticas?

– Soy un gran defensor de la aplicación de la cultura al ámbito de la seguridad. No en vano he aprovechado mi condición de periodista y escritor, además de policía, para escribir varios artículos y libros sobre la profesión policial y sobre seguridad vial en particular.

He escrito libros de todos los géneros: ensayos, historia, novela, novela juvenil y hasta del género dramático. Hasta el momento he publicado catorce libros, y he escrito además tres obras de teatro. Una de ellas, titulada La vida no tiene prisa, está orientada a la prevención de atropellos a personas mayores.

También puedo destacar de entre mis novelas una con la que obtuve el primer premio en el II Certamen de novela Alcorcón Siglo XXI. Se trata de Adalides del Progreso, y también se encuentra relacionada con el tráfico y los accidentes. Está ambientada en los primeros años del siglo XX, cuando el fenómeno del automóvil irrumpió en nuestras ciudades y la Policía Municipal se tuvo que hacer cargo de su control.

La última de las novelas, titulada La amenaza de las gaviotas, que por cierto pone de manifiesto mi vocación internacionalista, pues la he publicado con una editorial francesa. No trata tanto del tráfico, aunque lo toca en cierto modo, sino del terrorismo yihadista y de las nuevas tecnologías, algo que es también motivo de preocupación para todos los que nos dedicamos a la seguridad.

– Para finalizar, y dada su gran experiencia profesional y literaria ¿se ha encontrado en situaciones en las que la realidad desborda a la ficción?

– Sin duda a veces se contemplan situaciones curiosas y que te llaman la atención.

Por poner algún ejemplo, en Cuerpos de policía de algunos países te encuentras con que disponen de Universidad policial, lo cual suena muy pomposo, pero cuando escarbas te das cuenta de que la formación es muy básica y que incluso el nivel del profesorado también lo es.

Los “cadetes”, como suelen denominarlos, apenas tienen estudios primarios y se incide mucho en disciplinas como el “orden cerrado”. Por no hablar de la endogamia y la falta de apertura al exterior que existe en cuanto a contenidos e incorporación de nuevas formas de trabajo y aplicación de tecnologías.

En cierto país y no voy a citarlo, aunque no es difícil intuir de cual se trata, los profesores apenas tienen acceso a internet, con lo cual no se nutren lo suficiente de los conocimientos que se comparten con más facilidad en los demás países del mundo.

En otro país con una situación no muy diferente, hemos tenido dificultades para impartir la formación por el hecho de haber ido de la mano de un partido diferente al del gobierno o haber participado en programas de radio y televisión afines con la oposición. Cuando a nosotros nos es ajena la política y solo buscamos ayudar a prevenir, venga la solicitud de donde venga.

También me ha resultado chocante la forma en que se obtiene el permiso de conducir en algunos países donde apenas hay auto escuelas. Los aspirantes para obtenerlo, acuden al Ayuntamiento de su ciudad para obtener una fotocopia de un manual y después se presentan a realizar el examen práctico con su vehículo particular.

Por no hablar de otro que, hasta hace muy poco, no disponía de ningún organismo oficial que expidiera los permisos de conducción y los emitía un club de automovilistas.

En ese mismo país, el presidente de la federación de autoescuelas imparte su formación en su propio garaje. Cuando tiene las clases saca su vehículo y despliega unas sillas desplegables que tiene apiladas en una pared frente a la que tiene colgada una pizarra.

Eso por no hablar de la corrupción que todavía existe en muchos estamentos, de los que la propia policía no siempre es una excepción. Aunque me duela decirlo, es así y he podido contemplar algunas escenas que me han hecho sentir vergüenza ajena.

OSCAR ETXEBARRIA

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